Y que, de este modo, esos dos poderes fueran totalmente independientes como propugnaba Rousseau y se jerarquizaran por una meritocracia pura en lugar de estar supeditados al legislativo, y por tanto, contaminados por él, a través de la vinculación de confianza.
Además, de esta forma, avanzaríamos en la profesionalización y despolitización de ambos poderes que, aunque no defiendo que no tenga una faceta conveniente, desde mi humilde punto de vista, aporta menos de lo que lastra.
Por supuesto, no me estoy refiriendo a modelos puros (no soy un talibán) pero sí a los criterios preponderantes.
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